domingo, 14 de mayo de 2017

Mamá (Señora Ley - Parte 2)


"Eres un mono viejo, ya tienes que dejarte el bigote 
y hacer tu tesis. ¿Cómo va tu tesis? ¡haz tu tesis!"

-Mamá-

En este tramo del viaje me toca ser breve, tal vez porque ya nos dijimos todo, tal vez porque nunca se te dio el cliché de "Amor eterno" de Juan Gabriel y preferiste mil veces la última canción de Daft Punk o Skrillex. Tal vez porque todos los post de este blog no alcanzarían para rendir homenaje a lo grande que eres. 

Te confienso que Víctor a veces no asimila del todo mi devoción hacia ti, tal vez porque es más conservador, tal vez porque el padre jamás entenderá completamente el vínculo que une a un hijo con su madre, tal vez porque el prefiere escuchar a Amanda Portales y tú prefieres a Gorillaz en Saturnz Barz.

Porque me diste la vida, porque me hiciste quien soy, porque mi corazón hoy tuvo doble razón para celebrar: el cumpleaños de Víctor y tu día. Porque eres mi madre, porque eres el regalo más maravilloso que la vida me dio, porque es gracias a ti que mis más grandes sueño se hicieron realidad y hoy reposan colgados en mi pared como el testimonio viviente de que no hay sueño lo suficiente inalcanzable o imposible para una madre que desea ver feliz a su hijo.

Vilma, no me alcanzaría la vida para darte las gracias y no deseo divagar mucho porque creo que nosotros nos decimos todo sin decir: basta vernos a los ojos, basta que te rías de mi última locura, basta que me aconsejes que me cuide y que coma, que no deje de engreír a Víctor, basta con que vuelvas a decirme mono y mi corazón saltará de alegría, ya sea en el juzgado, después de una audiencia o en el restaurante que nos dé la gana. 

Porque eres ese ángel inmenso y poderoso que secó mis lágrimas por primera vez cuando era un niño de vidrio y me recibe con su abrazo ahora que, convertido en un hombre antibalas, vuelvo a tu casa, mi casa, para recibir tu abrazo y pasar una tarde riendo y celebrando que somos tú y yo.

Se me humedecen las lágrimas al escribir esto y mucha gente que no entiende qué sucede en mi corazón dirá como puedo vivir tan libre de resentimientos, de pensamientos negativos, de subjetividades idiotas o del recuerdo de gente que jamás ocupará tu sagrado lugar. La respuesta es simple, señores: la madre es la madre y mi corazón solo tiene espacio para amar, para rendir homenaje y agradecer a la mujer que me dio la vida, que me crió y es dos veces madre porque me eligió como su hijo. Métanselo en la cabeza aquellos que aún no han entendido qué es amar: no hay tiempo para más, la vida es demasiado corta para algo más.

Las que son amigas mías y son madres de verdad saben bien de que hablo: no cualquiera merece esa palabra, no se puede ir por ahí llenándose la boca y autoproclamándose mamá o subiéndose al coche sin saber siquiera qué significa eso: madre es solo quien, con sus aciertos y errores, te sabe amar, te cría y se echa a las espaldas todo lo que implica verte crecer, caer y levantarte. Eso es mi Vilma, eso veo en tus ojos cuando te vuelvo a abrazar, eso hace que se me caiga una o dos lágrimas mientras imagino tu rostro al verme llegar a la casa. 

Nos vemos en la semana para escuchar música juntos, para reírnos, para que me amenaces con cambiarme de colegio, para decirme "hijito, cuidado con las sucias, zorras, perras y zarapastrozas de ambos géneros", para decirme que vayamos al cine, para que me exijas respeto a Floffy y que no le esté cambiando de género al pobre perro, para que hablemos de las costumbres moralmente reprobables de tus conejos, para que nos ríamos con parodias de YouTube hasta que me ahogue de la risa y me ponga morado.

Te amo, Vilma y mil veces te amo, mi señora Ley, mi Hada Madrina del Poder Judicial, la Vocal Suprema de mi corazón, la que se desvive por su Puddle Toy y conserva en su sala un altar en homenaje a Naruto, Iron Man, Gokú y todo el universo Marvel junto. Oh! coincidencia, justo como la heroína indestructible que tú eres para mí.

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No eres tú, son ellos.

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