sábado, 26 de noviembre de 2011

Para toda la vida

- No vale el tiempo pero valen las memorias. No se cuentan los segundos, se cuentan historias. -


René Perez, Calle 13





Las muñequeras punk y los morrales sin fondo. La adicción al té helado. Los freakies. Los torneos de tutti frutti en la clase de Historia del Arte. La hermenéutica. La volada y la bajada. El profesor de Psicología y su niña santa muerta en una maletita. Las piernas gloriosas e infinitas de la profesora de Publicidad. La profesora de Literatura y su complejo de Paloma San Basilio. El concurso de oratoria que gané y que tú perdiste (valga el jojolete). La madrugada en la que me imitabas cantando Soda Stereo y la interminable noche previa. El diablo enseñándome Legislación. Los concursos de canto que nunca gané. Las rubias parcas de las que me enamoré por cinco minutos. La alemana, la alemana y la alemana. Mi satisfecha y caduca obsesión sexual con apodo de rubia conductora de TV. Mi profesora de inicial enseñando Tesis. Mis tres mujeres imposibles: Patricia, Rose y Sheyla. Tu enemistad con derecho a rose. La pizza en cono mal preparada. Mi primer no. Confusio. Mi monosilábico amigo Martín y las bombitas de camote. Mi tragicómico Rob. El chifa "Angamos". Mi entrevista a un loco de la calle con complejo de supermán. Mis cocacolas con ese loco frente a la torre eifel. Las monjitas del santo convento y su fascinación por las bolas chinas y otros juguetes sexuales. La visita de la muerte en febrero del 2010. Kenny. Maleña y la leyenda de la olla eterna al final del arcoiris. Los primeros dias de clase a los que nunca asistí por cábala y por delinquir. Los diplomas que nunca recogí. El videoclip donde no fui gente. El videoclip donde aprendí a ser gente. El sueño de ultrajarte que me tomó 5 años en cumplir. Un pantalón verde. Un polo de dormir con el logo de "Magaly Teve". Los flyers de fiestas que usé para mi lección de origami y tu carta con la que completé el aprendizaje. Un pequeño borracho de campamento preguntando quién coño es Álvaro Rondón. Happy Freakie Moments 1, 2, 3. Los profesores que imité descaradamente. Un cuy. Una chinchilla. Un cóndor. La chica stone que bailó el Panamericano en el patio de la facultad. La porno que grabamos con ayuda. El concierto de The Killers. La guachimana y nuestras empachadas con gomitas de colores. La Covida. La casa embrujada en Chosica. El amigo de un amigo y su affair con Tulicienta. La profesora de Teatro enseñando exactamente la misma clase todos los fines de semana. Mi lesbiana favorita en jeanes rocker. La máquina de café. Los libros que nunca leí. Panchito y su canonización en trámite. Al final del camino, sonríes sabiendo que todo vuelve a empezar y que, cual western de bajo presupuesto, esta historia continuará. 


PDTA.- El profesor me ha dicho que debemos ir a recoger nuestras notas este lunes, le pregunto si habrá chocolatada, se ríe y promete que sí.

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