lunes, 23 de noviembre de 2015

...No!


En días como estos, donde el cerebro y el corazón están bastante de acuerdo, llega la inspiración para darme las palabras necesarias y decirte, en breves líneas, por qué el no que da título a este post te ha colocado indefectiblemente en la temida y horrible 'friendzone' de la que no hay retorno. 

No grites amor en estos primeros meses, ni tú entiendes lo que sientes y buscarle nombre por el gusto de sumar tus likes en Facebook solo aniquila cualquier posibilidad.

No abraces demasiado fuerte, hay una delgada línea entre apretar amorosamente y estrangular hasta matar, aunque todavía no sepas ver la diferencia entre ambas. 

No traigas tu trabajo a la cama. Es interesante conocer lo que haces, pero convertirlo en el único tema de conversación hará que salga corriendo, no sólo yo, sino cualquier hombre con dos dedos de frente. 

No me celes, solo estarás demostrando tu inseguridad para retener a tu lado aquello que crees tuyo. 

No me pidas que te hable de mi trabajo todo el tiempo. Amo el almuerzo y el postre por igual, pero no por eso los metería juntos en la misma licuadora. 

No digas que soy perfecto, no lo soy, no tardarás en darte cuenta que la ansiedad, la paranoia y mi adicción al pop corn van a arruinar ese cuadro esa imagen con crayolas que estás pintando en tu cabeza. 

No satanices a tus ex parejas en la mesa para realzar tus virtudes. No sólo pecas de hipócrita, también sabré que harás lo mismo conmigo cuando me haya ido de tu vida. 

No te entregues en la primera cita, al menos espera hasta acabar la cena. 

No me bajes la mirada. Te la buscaré, ten por seguro que te la buscaré. 

No digas "A" si quieres "B" y viceversa. Es más simple y más efectivo decirlo, ni yo soy de hierro ni tú eres una santa de yeso. 

No regales tus "te amo", nadie disfruta un libro si ya sabe su final. 

Y aunque nadie tenga la verdad en esta ciencia del amar, no le pongas un libreto o guión, porque convertirás lo nuestro en una aburrida obra teatral de la que ambos nos iremos antes del intermedio y dejando el programa de mano olvidado en la butaca al propósito y con ganas. Enciende la luz que ya acabó la función. Buenas noches y buena suerte.

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