"...I am the son and the heir
Of a shyness that is criminally vulgar
I am the son and the heir
Of nothing in particular"
t.A.T.u. - How soon is now
Desde lo alto de este edificio, Lima ya no se ve tan grande, el aire que corta el cielo es más frío y se apodera de tus pulmones con más facilidad que allá en el suelo.
La sensación de vértigo siempre fue mi favorita, más allá de cualquier otra emoción humana. Tu existencia fue siempre secreta, tu presencia pasó inadvertida los últimos diez años. Aún así, nada te impide tomar el lugar que por derecho te corresponde y sorprenderme en el piso 21 de ese edificio donde nadie en toda la ciudad podía encontrarme, nadie excepto tú.
- ¿Pensaste que me iría?
- Sí
- ¿Cómo estuvo el viaje?
- Ya sabes, jet lag.
Avanzas hacia el borde de la cornisa justo a un lado de mí. No me tocas siquiera la mano, sonríes, conoces tu superioridad sobre el resto y la infinita ventaja que te da el silencio, el anonimato y esa conexión a prueba de tiempo y espacio.
- Tal vez solo no deseaba que me recojan.
- ¿Cómo está la herida de tu brazo?
- Mejor, gracias.
- ¿Aún vive?
- Ya no.
- ¿Entonces todo terminó?
- Así parece.
- No te veo contento, Alvaro.
- Aún estoy asimilando todo.
Tomas mi mano y un golpe de electricidad recorre mi columna vertebral. Existen nexos mentales a prueba de todo y de todos, lo sabes bien pese a tu edad.
- ¿Realmente pensaste que todo lo anterior funcionaría?
- Por momentos, sí.
- ¿Y si solo eran ensayos?
- Te compro serpentinas para celebrar si quieres.
- Siempre amé tu sarcasmo.
- Ya vengo así de fábrica.
Han pasado diez años desde la despedida ensayada, todo mínimamente calculado y pensado para hacerte desaparecer, todo exacto y milimétrico. Físicamente no hemos variado mucho, pero interiormente la diferencia es abismal, tan abismal como esos 21 pisos de caída libre justo frente a nosotros.
- Sé que aún no tienes la energía suficiente, pero...¿quieres dar un paseo?
- No lo tomes personal, no tengo ganas de viajar en la 10E.
- Mi auto está abajo, nutria horrible, estaremos de vuelta y nadie sabrá que ahora vives aquí.
- ¿El paseo incluye té frío?
- Un galón.
- Tú ganas, déjame ponerme un saco o algo.
Manejas viendo hacia el frente, las miradas no se cruzan en ningún momento y nuestra vista no se desvía del camino delante de nosotros. La hora y el día juegan a favor pues casi no hay autos en las calles.
- Gracias.
- No tienes por qué, sabías que te encontraría, siempre lo hago, Rondón.
- ¿Tan predecible soy?
- No, los predecibles son tus amigos.
Sonrío. El celular tiene cerca de 30 llamadas perdidas y toda comunicación con otros seres humanos en las últimas 48 horas ha sido nula. ¿Cómo me encontraste? Nunca lo sabré. Bajando hacia el mar, el celular vuelve a vibrar y decido apagarlo.
- Tal vez deberías contestar.
- Tal vez no.
- Vale, está bien. De verdad no me gusta nada la herida de ese brazo, ¿cómo te la hiciste?.
- Fue antes del vuelo, me corté con la aguja del suero conectado a mí, digamos que tenía prisa.
- Igual no me gusta nada.
- Ya sanará, lo prometo. ¿A dónde vamos?
- ¿Realmente importa, nutria?
- En realidad no.
Nos reímos al mismo tiempo. Cuando crees que todo ha terminado, es cuando en realidad comienza. Hasta el próximo post o hasta que el combustible se termine, lo que sea que suceda primero.