"...Desde 1984, he estado enseñando profesionalmente. Ha sido una experiencia grandiosa y reconfortante. A la vez, es una profesión perturbadora, ya que he tenido que enseñar a miles de individuos, y en todos veo una cosa en común: hemos sido bendecidos con dones.
Aún así, la única cosa en común que nos mantiene a todos frenados, es un cierto grado de duda acerca de nosotros mismos. No es tanto la falta de información técnica lo que nos detiene, sino la falta de auto confianza. Algunos se ven más afectados que otros.
Una vez que dejamos la universidad, la mayoría de nosotros sabe que lo que cuenta, no es mayormente una cuestión de títulos universitarios o buenas calificaciones. En el mundo real, fuera de las universidades, se requiere algo más que eso. Lo he oído nombrar como 'estómago', 'caradura', 'pelotas', 'audacia', 'bravura', 'astucia', 'osadía', 'tenacidad' y 'brillantez'. Este factor, como quiera que se le denomine, decide, en última instancia, nuestro futuro, mucho más que cualquier título universitario.
Dentro de cada uno de nosotros, reside una de estas brillantes, osadas y apreciables características de nuestra personalidad. También existen las facetas débiles del carácter: personas que podrían arrodillarse e implorar si fuera necesario. Luego de un año en Vietnam como piloto del Cuerpo de Marina, llegué a conocer íntimamente ambos aspectos dentro de mí. Ninguno es mejor que el otro.
Pero, como maestro, me he dado cuenta de que el miedo excesivo y la duda acerca de uno mismo, son los más grandes detractores del genio personal. Me rompe el corazón ver estudiantes que, aunque saben las respuestas, carecen del coraje para actuar en consecuencia. A menudo, en el mundo real, no es el inteligente el que va a adelante, sino el osado.
(...)
Si el miedo es demasiado fuerte, el genio se anula. En mis clases, insto enormemente a los estudiantes a aprender a correr riesgos, a ser osados, a dejar que su genio convierta su miedo en fuerza y brillantez, Si bien funciona para algunos, a otros los aterroriza. Y he comenzado a darme cuenta de que la mayoría de personas, cuando se trata del tema del dinero, prefieren jugar sobre seguro. He tenido que contestar preguntas tales como: ¿Por qué correr riesgos?, ¿por qué debería molestarme en desarrollar mi coeficiente de inteligencia financiera?, ¿Por qué debo convertirme en un experto en finanzas?
Y yo respondo, 'tan solo para disponer de más opciones'"