Taller de Crónicas: Trabajo Parcial
Il
Divo
Por: Alonso Cantuarias De las Casas
Jueves 2 de mayo. El reloj marca las 11:30 de la
mañana en el cruce del Jirón Velarde con la Avenida Arenales en Lince. El
interior del hotel Hotel Thunderbird Carrera luce abarrotado. Periodistas, gráficos,
relacionistas públicos, maquilladores, hombres de seguridad y otros tantos
personajes esperan desde las 11:00 la conferencia de prensa que tendrá como
protagonista a la sexy y talentosa actriz Vanessa Jerí, quien será presentada
como la flamante conductora del renovado programa "La Súper Movida".
11:35, Álvaro Rondón Quispe, periodista de
espectáculos de Peru.com, recién arriba al hotel. Lejos de parecer cansado o
angustiado por la demora, muestra una sonrisa fresca y se saluda con todos los
colegas que lo rodean tras su llegada. En medio de la marea humana que lo
cubre, Álvaro sigue sobresaliendo entre los demás: sus más de 180 centímetros,
su cuerpo esculpido por el trabajo de 11 meses en el gimnasio, su gabardina color
gris que hace juego con su pantalón pitillo color negro y un polo que contornea
su torso, lo sitúan como la figura más imponente del lugar.
Ahora, no solo su imagen lo distingue. Sus
movimientos también lo diferencian del resto. No son rígidos ni timoratos. Al
contrario: se mueve como una estrella en medio del escenario. Tiene energía y
transmite un aire de superioridad. El hecho que también se desempeñe como actor
amateur y músico, en paralelo con su trabajo, lo convierten en un personaje
diferente. Es un divo.
Álvaro Rondón Quispe no es cualquier reportero. Álvaro
Rondón Quispe es aquel periodista que puede darse el lujo de llegar tarde y
ocupar el asiento de adelante en la conferencia de prensa; es el hombre al que
primero saluda Vanessa Jerí al arribar, casi una hora después de la pactada al
hotel; es aquel que logra retenerla por unos momentos y tener una nota
exclusiva.
Vanessa no lo mira como al resto de reporteros. Lo
mira a los ojos cuando le habla, le hace cariños, recuerda hasta de lo que
hablaron en su último encuentro. Álvaro no está en una jerarquía menor, está en
una misma línea que la actriz. Más que periodista y entrevistada, la
conversación que tienen es la de dos íntimos amigos. Cuando algún otro
reportero osa interrumpir la conversación con una furibunda pregunta o intenta
ponerse en la misma línea de la conversación, Vanessa salta como una leona y
silencia a la masa que se agolpa junto a ellos.
—¡Vanessa! Soy Richard Sánchez de…
—Chicos silencio por favor, estoy atendiendo a Álvaro
y pido respeto. Luego de hablar con él contesto sus preguntas y me tomo las
fotos que quieran.
Sí, Álvaro Rondón Quispe es el divo del periodismo
de espectáculos. Es un privilegiado que es tratado por igual por los miembros
de la farándula. Pero las licencias que
se toma o los beneficios que adquiere no son fruto del azar. Son resultado de 5
años de trabajo en los cuales ganó experiencia, contactos en el medio del
espectáculo y claro está una imagen intachable y admirable por su rápido
ascenso en un mundo que cambia cada minuto, como lo hace su look para estar
acorde con cada comisión.
Su historia
con el periodismo comenzó cuando tenía 17 y decidió ingresar a la facultad de
comunicaciones de la Universidad San Martín de Porres. Su facilidad de palabra,
curiosidad y buen desenvolvimiento lo convencieron para ser periodista. Pero no
todo fue fácil en su camino para ser un profesional. Como la historia de todo
divo, hubo tiempos difíciles donde su personalidad tuvo que salir a flote para sacarlo
a flote. Con la mayoría de edad cumplida, perdió a sus principales apoyos
económicos para pagar sus estudios y tuvo la necesidad de buscar trabajo con
apenas 18 años. Pero su primera experiencia laboral fue poco más que traumática
al punto de marcar un punto de quiebre en su vida.
—En la vida tienes que trabajar en lo que te
apasiona. Cuando trabajé en KFC me di cuenta que no soportaría desenvolverme en
algo que no me gustara. El conocer ese ambiente me hizo darme cuenta que tenía
que trabajar arduamente para salir adelante en mis estudios y ser alguien en la
vida— dice con una gran sonrisa Álvaro.
Las oportunidades para alcanzar el éxito se
presentan pero depende de uno tomarlas y sacarles provecho. Con 19 años, Álvaro
Rondón fue llamado para tentar un puesto como practicante en Peru.com y no dudó
en aceptarlo. El hecho de saber que si no servía para el trabajo provocaría que
lo echasen lo incentivó para dar lo mejor de sí.
¿Pero cómo un joven pudo abrirse paso en un ambiente
tan difícil como el de espectáculos? Los divos son justamente divos porque
logran irradiar una imagen de superioridad sobre los demás y se hacen
imprescindibles para el resto. Álvaro Rondón Quispe entendió que para
sobrevivir en un mundo dominado por los egos de sus protagonistas, necesitaba
avasallar con su personalidad y mostrarse como una herramienta importante para
el resto. Así, con un estilo irónico y un humor negro para elaborar sus
trabajos, rompió los clásicos esquemas de la nota informativa y pasó a elaborar artículos entretenidos con más de una
‘pepa’ que se hicieron interesantes para los egos más grandes.
Hoy, cinco años después de su ingreso, Álvaro Rondón
Quispe continúa en Peru.com pero dejó de ser el joven practicante que luchaba
para pagar sus estudios. Ahora, con 24 años, es un redactor acreditado en
planilla y con potencial para convertirse en jefe de la sección de
espectáculos. Pero lejos de contentarse
con su actual estatus, Álvaro Rondón Quispe se reinventa como los verdaderos
divos, que nunca se contentan con lo que tienen.
—Te tratan conforme te ven —señala Álvaro mientras
posa para una sesión personal de fotografía en el Casino Royale de Miraflores,
lugar que le cedió sus instalaciones en exclusiva.
Es media tarde del sábado 4 de mayo. Mientras el
fotógrafo le indica que se suelte un poco y deje de tener una pose muy fingida
para las fotos, el periodista de espectáculos disfruta estar del otro lado de
la noticia: ahora es el protagonista.
— ¿Para qué exactamente son las fotografías? — pregunta
el hombre de la cámara—.
—Son mis fotos de presentación —responde Álvaro con
un tono prepotente—Pertenezco a Ricardo Rondón, Orquesta y Coros y DODO, una
banda de electropop. Necesito tener fotos de nivel que me sirvan para
promocionarme.
Y sí. Álvaro Rondón Quispe no es un periodista más.
Es un hombre que se da el lujo de vivir con sus otras pasiones: la música y la
actuación. Es un hombre que no solo trabaja en el espectáculo, es parte de él.
Casi a la par de sus inicios en el periodismo, su incursión en el ambiente
musical también llegó de improviso y a modo de practicante. Su tío, Ricardo
Rondón lo convocó para formar parte de su orquesta a los 19 años. Pero al igual
que en Peru.com, Álvaro era consciente que si no cumplía una buena función, iba
a ser despedido sin reparos.
—O sirves para un trabajo o no sirves —afirma
categóricamente Rondón. No tiene reparos en decirles a sus colegas o a la gente
que trabaja para él que su labor no está bien hecha. Es más, hasta cierto punto
es hiriente y directo al decir las cosas—.La gente está poco acostumbrada a
recibir críticas directas y le duele saber que su trabajo está mal, pero
alguien tiene que hacerlo y yo no me hago problemas para criticar. Además, la
vida no me ha regalado nada y yo he llegado hasta aquí por mi vehemencia en el
trabajo.
El sol cae en Miraflores y la sesión de fotos
culmina en el tercer piso del Royale. Álvaro se mira por vigesimotercera vez en
el espejo del baño de hombres y señala que todavía se siente gordo. Tras
contemplarse, no duda en pedirle al
fotógrafo inmediatamente la cámara para revisar las más de 457 fotos que se han
tomado durante la tarde.
—No, no, no, no, no, puede ser, definitivamente no…
—Las fotos fueron tomadas tal y como usted pidió
señor.
—No, no, no me termina de convencer…
—La luz del día ya dificulta que se pueda seguir con
la sesión, pero si gusta podríamos pactar otro día.
—¡Ésta me gusta! Queda para mi portada. La luz, el ángulo,
simplemente me fascina.
Álvaro Rondón Quispe se emociona como un niño al
apreciar una foto que verdaderamente lo convence. No es fácil contentarlo,
mucho menos cuando se trata de su imagen. Son las 5:45 y tiene que apresurarse.
La noche cae pero su día recién empezará. Es día de concierto con su orquesta y
necesita prepararse para la ocasión. No importa si está cansado por la sesión
de fotos o por su mañana de labores en Peru.com elaborando las últimas notas
para el día lunes. El trabajo y la fiesta llaman.
Ese es Álvaro Rondón Quispe. Un hombre de 24 años
que es más que un simple periodista. Es un divo, un artista que se mueve por el
escenario de la vida dando rienda suelta a sus pasiones. Hace lo que quiere y
lo disfruta al máximo pero está lejos de contentarse. Tiene planeado seguir en
el gimnasio para bajar un par de kilos y ser talla 30, quiere mudarse a un departamento en Miraflores y desea darle un nuevo giro a
su banda DODO con un nuevo estilo musical.