Quiero dedicar a todas las personas que se equivocaron conmigo
y que acertaron sin mí. Si les gusta, no le agradezcan al autor,
sino a mi musa Amy McDonald
En noches como esta, el número dos es una cifra imperfecta. No basta, no es divertida la emoción par y decidimos invitar a alguien más. Es precisamente la misma sensación que debe haber pasado en algún momento Abimael Guzmán, Salvador Dalí, Ezra Pound y algunos otros personajes históricos cuyas vidas pueden consultar si este post les resulta insuficiente.
Sin presión alguna y con las reglas claras, una invitada(o) en la mesa puede resultar un cocktail explosivo altamente recomendable. Aquí algunos tips para que su menage a trois termine en un brindis y no en copas rotas:
1) Para este tipo de experiencia, si se da en pareja, es preciso no invitar a alguien de tu/su entorno cercano. Las inseguridades y las desconfianzas propias de la proximidad podrían acabar con la esencia básica de esta costumbre milenaria: diversión y espontaneidad.
2) Si elige a una expareja, exconquista o persona cercana, preguntas como "¿por qué ella?" "¿quién es?", "¿por qué se lo hiciste más que a mí?", etcétera, convertirán su noche en una novela de Televisa en la que, lejos de ganar experiencia de vida, perderá a su pareja y a la amistad elegida de un solo golpe.
3) Es importante recordar que las tres personas participantes deben estar totalmente de acuerdo con el juego: jamás deberás ceder por presión a satisfacer a la pareja, por miedo a que te dejen si no aceptas o por miedo a que se vaya con la persona que quiere invitar. Si aceptas bajo esas condiciones, habrás perdido la batalla antes de empezar.
4) En un trío siempre existe el riesgo de que dos se diviertan más que uno, por eso es vital que las tres personas se gusten físicamente y exista una buena conversación previa. Seleccione cuidadosamente a su invitado(a), no acepte solo porque su pareja se lo proponga. En este juego de a tres, todos tienen voz y voto.
5) Algo de buena música y una buena conversación entre tragos ayudará, es importante crear la experiencia y el ambiente adecuado para que las cosas se den. Recuerde que los seres humanos no son hamsters o canarios australianos que, al encerrarlos en una jaula, terminarán apareándose por inercia.
6) Minutos antes de la acción, es importante precisar aquello que no está permitido. Aunque en este tipo de situaciones los guiones no van y esté prohibido prohibir, siempre existirán algunas especificaciones previas para evitar incomodidades.
7) Use protección, en pleno siglo XXI es una falta de clase e higiene no cuidarse. Por lógica, es vital el cambio de preservativo en cada acto. Aunque creo que no es necesario recordárselo, a veces el sentido común es el menos común de los sentidos.
8) Si usted está en pareja y sabe que sus celos e inseguridades acabarán con usted, no pruebe esta experiencia, su noche de placer podría convertirse en una tortura presa de sus emociones. Mejor lleve a su amado(a) al parque del amor o a ver alguna película hindú, este tipo de alternativas son para personas que tienen claro a lo que van y la finalidad de un trío: sexo sin alguna otra letra, punto o coma.
9) Los juegos previos son divertidos, sobre todo si hay cierta timidez inicial. La botella borracha con castigos subidos de tono, verdad o castigo y otras alternativas romperán el hielo por usted y acelerarán el sublime momento en que las personas dejan de hablar para actuar en un silencio lleno de complicidad.
10) Diviértase, olvídese de la rutina y haga todo el ruido que desee, de eso se trata la vida. Hasta un próximo post.
Posdata.- Mi buen amigo Renato Quierofama me preguntó si estas reglas se aplican también a los tríos de canto o tríos líricos o a las sesiones de taichi con viejitas, la respuesta es "exactamente lo mismo".