"We're up all night 'til the sun
We're up all night to get some
We're up all night for good fun
We're up all night to get lucky
We're up all night to get lucky"
- Daft Punk -
Tú no eres como yo, aunque te hayas apropiado de mi nombre y de otras cosas en común. Capricornio te rige, un signo tan apropiado como Virgo y algo menos letal que Escorpio.
Tienes las vueltas al Estadio Nacional, aunque tu cara haga creer que tu bicicleta aún tiene rueditas. Eres un peligro, sí, pero con riesgos que estoy dispuesto a tomar sin póliza de seguro alguna.
Nuestra primera noche de diversión ha llegado algo tarde y sin plan alguno. Mientras te sirvo una copa en nuestra mesa, te recuerdo que se supone que esta, junto con otras atenciones, cumplidos, promesas y demás parafernalia ambigua, son la antesala típica a la intimidad y no en orden inverso como ha sido en nuestro caso. Te ríes de mí diciendo que el orden de los factores no altera el producto.
Me adviertes que te irás a las once de la noche, que no me harás el sexy dance por el que llevo suplicando, en el lugar donde otros matarían siquiera por una mirada para alimentar su ego y secretar testosterona.
Confío en el poder caótico de Baco y le lanzo mi más ferviente plegaria. Me besas diciéndome que te disculpe por tu indisposición para bailar, yo sonrío confiado en que, como reza Calle 13, bajaré cuatro clases sociales a la reina de todos los rosales.
Nos terminamos una jarra y te tomo la mano para bailar, me lanzo vacío del "no" y, lejos de un desaire, sostienes mi mano y te dejas llevar prometiendo que me arrepentiré.
Juras ser torpe para la salsa y yo hago mi mejor esfuerzo recordando los pasos del Baile del Azúcar y Aguanilé, aprendidos de mamá en sus reuniones libertinas de instituto. Pie derecho, pie izquierdo, tus brazos en mi cuello me llevan al cielo, por eso me aferro a la tierra sin soltar tu cintura.
El reggaetón culisuelto rompe la emotividad del momento y te tomo tímidamente la mano para portarme mal. Me frenas en seco preguntándome qué clase de mujer indecente creo que eres. Dos canciones después, te respondo besando tu espalda.
Después de pecar con toda clase de lírica obscena y lastimarme los labios con tus dientes al besar, volvemos a nuestra mesa ya sin energía.
Bordeando la una de la madrugada y descansando entre brazos, te mueves suavemente al ritmo de "Get Lucky" de Daft Punk, marco perfecto para recordarte que te ibas a las once y que no ibas acercarte ni de chiste a la pista de baile.
La ironía tiene su premio y me he ganado otro beso. No sé a donde vayamos después, juntos o por separado, pero eso será materia de otro post. Hasta entonces, amor, volvamos que ya empieza "One more time".