miércoles, 10 de abril de 2013

Nada es coincidencia




"Dicen que las coincidencias existen, mas bien existe el deseo por tenerlas." 
- Bernardo Serrano Ll. -  


A la gente le gusta pensar que tuvo suerte, que se levantó con el pie derecho, que el destino esta a su favor, que el horóscopo de Josie tuvo a razón o que la patita de conejo funcionó. 

Yo no creo en la casualidad. No creo que tu mano, que hoy sostiene la mía con timidez, sea fruto de una mera chiripa. Ni el bus al que te subiste, ni el infierno que elegiste para encontrarme, ni Enigma, ni Loreena McKennit, ni el vino, ni tu agenda cancelada, ni este beso que me paraliza. Nada es porque sí, nada. 

Si te fuiste de mi vida y estás leyendo esto, no debiste quedarte mas tiempo ni salir antes: partiste en el momento justo. Mi gratitud permanecerá siempre en ti, porque fuiste un gran ensayo para lo que llegaría después.  

Si me llamas nutria, tienes un lugar en mi ranking de afectos; si me llamas César, sabré que trabajas en un banco al que le debo dinero.  

Yo soy mis heridas de guerra, mis tonterías, mi casa de los dibujos y esas vacunas para inmunizar el alma que, con todo y efectos colaterales, hacen que me pueda sentar a compartir contigo, aunque tú ya no tengas nada que dar ni a nadie, ni a ti. 

Si llevas mi nombre, quédate. El cómo y el por qué, aún no lo sé, pero tu presencia es una certeza de la que no dudaré. Me haces bien, como el tofu, como mi último libro, como la sal de las lágrimas ajenas. 

Cada caída, cada batalla perdida, cada sombra detrás de la puerta, me ha llevado a esta mesa, frente a ti, tomando tu rostro y sonriendo mientras los escondes en mi pecho pidiendo que te abrace. Lo maravilloso del presente y tu forma de prepararme el café hacen que el futuro no importe ya tanto y que el pasado sea una estampita borrosa de alguna santa a la que ya no rezo. 

Si me extrañas, ven por mí, aquí no te espero. Si no vienes, sabre que hubo algo mejor que hacer. Yo no creo en los "te amo" porque hoy se ofrecen muy pronto. Tampoco en el entusiasmo, huele terrible al descomponerse.

Nada es para siempre. Con tu cabeza en mi hombro y con mas ideas que ropa, me haces saber que el hombre, a lo largo de la historia, siempre ha buscado un Dios para agradecer o culpar, que esa es la respuesta mas fácil. Te veo con ternura y te respondo: No, decir que todo fue casualidad es mas fácil de creer. 

No encontré final para el post, tampoco para nuestra historia. Se me olvida que no la escribo solo y que tú eres mi capítulo final. ¡Uy!, qué coincidencia.



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