"No hay maestro que pueda enseñarnos nada nuevo.
Él sólo puede ayudarnos a recordar las cosas que siempre supimos"
-Enigma-
La Maestra Conejo me espera los martes para las clases particulares en su departamento: una isla feliz con olor a incienso y eterna paz tántrica.
Tiene dos hijas mellizas, angelicales y a la vez siniestras como las de "El resplandor de Stanley Kubrick. Maquiavélicas por igual, se divierten asustando a los visitantes mediante la recreación, sin mucho éxito, de alguna escena de "El Aro".
Su morada esta llena de peluches que observan fijos junto a la puerta, en los cuartos, desde la mesa y desde los sillones, como parte de la familia, como eternos celadores de la ternura que jamás puede escaparse de los muros.
El estudio de la maestra conejo es un mundo aparte: cajones, un teclado, una computadora con
Wi-Fi traicionero y un xilófono miniatura que espero sea mi próximo regalo de cumpleaños.
En este espacio sagrado de trabajo, los cassetes, vinilos, 45, LP's y afiches son testigos de una infancia musical. Los Rodríguez son estirpe de artistas y tengo el honor de ser instruido por la pequeña bebé que tocaba las maracas en la familia, con tímida sonrisa de conejo que da el toque angelical a la portada de "Desde el corazón de Latinoamérica" y otras joyas en magnetófono.
Es ese mismo rostro con ojos infinitos que hoy, a su edad serena, me ve con alegría, celebra cada uno de mis avances y corrige mis torpezas con el amor de mamá y la complicidad de mi ex.
Si bemol es mi nota tope y la desafinación en 3/4 de tono, un cáncer que mi doctora está dispuesta a curar. "No te dirán nunca más guitarra china, yo me encargo de eso, Alvarito". Cada diminutivo es una inyección de amor a la vena.
"Fantasy" de Earth, Wind and Fire es el examen final de este ciclo de ocho clases donde la risa es la mas sabia metodología. El tono en que Philip Bailey alcanza antes del coro final es infinitamente superior a mi registro. "Debes estar bromeando, mujer, estoy a años luz de acercarme". Tú frunces el ceño: "El cuerpo se adaptará para que te acostumbres a ese sonido".
A puertas del final del ciclo, he conquistado dicha hazaña con dificultad. Ella se levanta y se retira diciéndome que no hay nada mas que enseñarme, volviendo luego para abrazarme y decirme "¿ves?, ¿ves?".
Ella ama y sufre como cualquier mujer. En medio de su belleza, olvida a veces que ella es más grande que sus problemas y que sus lecciones también tienen algo que enseñarle. Mamá y esposa necesitan vacaciones de vez en cuando, eso es algo que le repito al levantar la mano para participar.
Su profesora de canto fue 'La Chimoltrufia', Bobby McFerrin es su Biblia y Tina Charles el referente a la hora de demostrarme que no hay imposibles para nuestra voz, nuestro corazón y nuestros sueños. Sino, basta ver su foto con Quincy Jones, su gran amigo y maestro.
Maritza, tú eres mi Maestra Conejo de los cuentos japoneses de canal 7 y yo un aprendiz que no quiere terminar jamás su clase, ni salir de tu aula donde el "no puedo", la muerte y el dolor han dejado de existir hace mucho tiempo.
Gracias, maestra, es hora de volver a clase, aunque ya no haya mucha diferencia entre eso y el recreo.
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No eres tú, son ellos.