Tentación de Vainilla cruza las piernas bajo la mesa y sonríe tímidamente mientras le sirven la entrada light del primer almuerzo que compartimos. Sus ojos son fijos, jamás le baja la mirada a nadie y se divierte intimidado a los demás de esta manera. El único hombre que se la hizo bajar soy yo, tal vez por eso me invito a salir contra todo protocolo.
Sus 18 primaveras y su rapidez mental de buena Géminis la anticipan a mis argumentos descarnados. El ser directo siempre me ha funcionado en las primeras citas, así como la sinceridad extrema en dosis adecuadas. Sin embargo, no esperaba encontrar a alguien tan o más kami kaze que yo a bordo de las 10E.
Tus numerosos amantes, tu apertura a experimentarlo todo, tus decepciones sentimentales y tu sabia decisión de no involucrarte con nadie que te baje el sol y la luna me muestran todo lo vivido por ti, que me iguala o me supera en crudeza y expediente. No es un mérito el haber vivido o traginado más, pero tú ostentas las heridas del pasado como si fuesen trofeos de guerra.
Ubicado en el tiempo y el espacio, me niego a tu primera insinuación de intimidad como postre de este almuerzo. Como buen comensal, disfruto los manjares de la vida, pero no vacío la refrigeradora en el desayuno.
Pareces tener la firme decisión de quebrar mi ley de negarme al sexo en la primera cita. Mi máxima no se debe a que sea mas o menos animal, lo soy como cualquier hombre del planeta, es solo que agotar todas tus balas en la primera batalla quitan la magia del segundo round, o el tercero, etc. e incluso impide un knock out por exceso de entusiasmo.
Caminando por el parque y antes de volver a trabajar, decides mandar al diablo la formalidad y me pides explícitamente que te lesione y te ultraje en todos los modos posibles en un sitio privado de mi elección. Si hay que esperar a mi salida, es lo de menos, jamás haz tenido un "no" por respuesta.
Puede que un "no" sea un arma mas inteligente que las que cientos de hombres antes que yo utilizaron para mendigar un poquito de tu afecto: autos, billeteras y hasta sus cabezas en bandeja a cambio de un poquito de ti.
Decidido a no caer en tu subasta sexual, te recuerdo que no tengo nada de especial, que soy un mozuelo promedio con igual libido e intenciones que tus anteriores amantes, pero con dos dedos de frente para resistirme a manipulaciones poco efectivas.
Tentación enloquece, toma mi mano y juega con mi pelo con la misma ansiedad con la que vuelve a bajarme la mirada. Mañana sí, amor mío, flor de un día, de vainilla para ser exactos. Hoy, no.
Knock out, ten por seguro que esta historia continuará...
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No eres tú, son ellos.