Advertencia: Este artículo no es una opinión del caso Ciro Castillo Rojo ni una búsqueda de culpables al estilo de la cacería de brujas de Salem; se trata tan solo de una crítica acerca del absurdo fanatismo que puede crearse en torno al sufrimiento ajeno. El peruano es novelero, dice papá, y cuanta razón hay en sus palabras...
Anoche soñé que Rosario Ponce anunciaba su ingreso a "El Gran Show" para apoyar a una fundación de búsqueda de personas desaparecidas. "Hubiera querido bailar con Ciro", dice la muchacha mientras un montón de colegas toman fotos y escriben ansiosamente en sus libretas. Una periodista curiosa le pregunta a la polémica joven qué hay de cierto en las versiones que señalan que conducirá un programa de televisión, ella sonríe diciendo que su programa ya tiene canal confirmado y que llevará por nombre "Gente que busca gente". Más flashes y lapiceros razgando el papel.
Despierto, como de costumbre, tarde para ir al trabajo. Mi papá me dice que acaba de apagar la radio porque toda la mañana han estado hablando de Rosario Ponce. Sin ganas de contarle mi sueño (o culparlo por ello), me apresuro a ir redacción. En el kiosko blanco de la señora que me abastece de Bon-o-bon, cual dealer a adicto, está lleno de fotos de Ciro: el cadáver, el suplemento, fotos exclusivas, entrevista con el padre, la mamá, la hermana, las hijas y el cóndor que lo vio caerse. Columna aparte, videntes "autorizados en el tema" dan sus pronósticos de lo que podría haber pasado con el estudiante de la Universidad Agraria. "Ya no quiero Bon-O-Bon".
Me siento a escribir mis notas, mientras que el Splitweet comienza a mostrarme notas como "La Ruta Ciro", el "Combo Ciro Vive" y otras perlas, una más descabellada que la otra. Mis oídos retumban por la voz de una enardecida arequipeña que, desde el televisor, grita "ROSARIOOOOOOO", "QUE MUERAAAA", "QUE MUERAAAA". El periodista de América TV le pregunta a la pobladora "¿que muera por qué?, la señora se queda en silencio, mira hacia los costados y atina a responder: "esteeee....no sé....pero...eeehhh...QUE MUERAAAA QUE MUERA".
Yo no sé hasta dónde puede llegar la capacidad del ser humano para meterse en lo que no le importa y para llegar al tope de la ignorancia fanática, adhiriéndose a causas que desconoce totalmente.
La pestaña del Facebook chat comienta a parpadear, es un amigo cachimbo de periodismo de una universidad "Señor de los Milagros". El entusiasta menor me pide que opine acerca de su columna llamada "Justisia para Ziro": un texto de 30 líneas sin puntos seguidos y más comas que consonantes. Tras decirle que su obra es un calambre visual y recordarle que los amigos nos herimos con la verdad para no destruirnos con la mentira, me retiro a almorzar.
Ya en el comedor, mi buen amigo Richard Tsukamoto me dice que acaba de ver a una banda de músicos y bailarines detrás del cuerpo de Ciro Castillo. Le cuento mi sueño a Richard, quien bota su gelatina de la risa y me dice que no falta mucho para que mi sueño se haga realidad. "Tal vez en Reyes del Show, cholo", como una predicción de Walter Mercado.
Cuando ya no hablen del infortunado Ciro Castillo, volveremos a Oyarce y Chehade, el suficiente tiempo para que Abencia escriba su libro y, días antes de la publicación en Editorial Planeta, salga Cacho anunciando su retorno con "Sin Disculpas". #Digonomás.
tienes razon: falta noma q la inviten al gran show ... puaj!
ResponderEliminarSigo sin enterder, si hay muertes más tragicas todos los días, por qué tuvimos que tragarnos el dolor de una familia durante más de seis meses.
ResponderEliminarCito: "Yo no sé hasta dónde puede llegar la capacidad del ser humano para meterse en lo que no le importa".
CALAMBRE VISUAL!!!!! JAJAJAJAJAJAJAJ!!!:@)JAJAJAJAJA
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