No me digas que “soy especial”, nadie es especial con dos semanas de conocerse en Facebook, eso es un mero cliché algo desgastado para acelerar un encuentro sexual en el que no tendrás que repetir esas líneas.
No me pidas salir, no solo no me divertiré, sino que haré todo lo posible para que la experiencia de conocernos te resulte insoportable.
No me prometas complacerme en todo, el entusiasmo de la primera cita se llena de telaraña y el juguete nuevo se convierte en un “yoyo”, ¿a qué me refiero?, “Yo quiero ir a tal lugar”, “Yo quiero hacer esto”, “Yo tengo la razón”, “Yoyoyoyoyoyo”.
No me pidas mi teléfono, te daré uno falso. Probablemente, el de alguien con quien terminé mal o el de China-Wok.
No le pidas a mis amigos mi teléfono, no solo no lo recuerdan, yo tampoco lo recuerdo.
No me dediques canciones, no las oiré ni abriré los links. Me quedo con “La Tetita” y “Qué bonito es Israel”.
No me digas que soy ideal para ti. No solo no soy lo mejor para ti...soy lo peor que puede pasarte.
No me digas que esto será "para siempre", no pasaremos de látex, fricción, palabras indecentes y una secreta habitación que olvidará(é) antes del amanecer.
No me digas que "me quieres", tú solo quieres convertir en "sí" tu más doloroso "no".
Y aunque me muera por verte, besarte y todo lo humanamente imaginable, Aléjate de mí, es lo mejor que puedes hacer después de comer sushi hasta intoxicarte.
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No eres tú, son ellos.