domingo, 1 de mayo de 2011

Enemigos con derecho

"Mientras acabo contigo en todas las formas y velocidades pensadas, sigo riendo en mi interior porque al día siguiente continuaremos jugando a los lanzacuchillos de circo con nuestro sarcamo hiriente pero divertido. En todos lados menos en mi habitación. Me haz dicho que el venado ha sido cazado al fin, he respondido como el poeta Calle 13: "Sí. Soy tu Bambi, tu venadito, dale cállate y ponte de ladito".






Siempre he pensado que la hora tope para lograr el éxito carnal en un encuentro es las 3:00 A.M., si después de esa hora no logra usted que el objetivo pierda los estribos y las prendas sobre o debajo de usted (según el género del amable lector), entonces bien puedes girarte, taparte y dormir lo que queda de la noche. Este no fue el caso, por supuesto.


Mientras comentas mi libro esotérico (que guardo en mi velador por su valor sentimental más que por mi fe en la línea cósmica de Jossie), mi mente piensa en el modo de clavarte la flecha de Sagitario antes de que sigas recitándome los absurdos designios de los astros.


Me haz dicho que Cáncer y Leo (nosotros) suelen ser compatibles, cosa que cuestiono seriamente porque mi corta vida ha sido marcada por Aries y Capricornio hasta el hartazgo. Sin embargo, opto por darte la razón, me importa poco mi horóscopo para esta semana, pero si nuestro futuro esta noche.


Mientras tomas mis brazos y los envuelves a tu alrededor, comienzo a reirme de lo contradictorios que somos los seres humanos y de los extremos a los que podemos llegar si queremos ocultar lo que sentimos: Somos armadillos a veces y hasta erizos si la cosa va en serio.


No seamos hipócritas: nos hemos agredido verbalmente y buscado la mutua intimidación en todas las formas posibles desde nuestro segundo encuentro, dado que el primero estuvo marcado por el exceso de alcohol y la indiferencia total de quien baila sin mirar pensando en el infeliz que gana millones pidiéndole a sus fans que "prendan, prendan, prendan".


Escribiendo estas líneas, lamento profundamente que nuestros corazones hayan latido a ritmos distintos y en momentos equivocados. Todo ocurre por algo: tus ilusiones frozen fueron corrompidas por mi cocktail de hormonas. Salud, entonces.


Mientras acabo contigo en todas las formas y velocidades pensadas, sigo riendo en mi interior porque al día siguiente continuaremos jugando a los lanzacuchillos del circo con nuestro sarcamo hiriente pero divertido. En la facultad, en la calle, en el Facebook, en todos lados menos en mi habitación. Me haz dicho que el venado ha sido cazado al fin, he respondido como el poeta Calle 13: "Sí. Soy tu Bambi, tu venadito, dale cállate y ponte de ladito".


Hemos terminado en el suelo con pocas ganas de hablar, tu accidentada respiración y tu expresión desencajada son el mejor y más sincero agradecimiento a la velada. No tienes que decirme nada más, es hora de dormir y levantar nuestros pedazos de cordura regados por el piso.


Hoy la formalidad y los buenos modales han sepultado a la lujuria. Nunca olvidaré tu "Te amo" dicho demasiado tarde antes de partir para siempre. No te preocupes, puedes seguir por allí jurando a tus vacías amistades que jamás tendrás algo conmigo. Es más, tienes todo el derecho de intentar creer tu propio cuento.


Aunque solo fuera una noche, debo mencionarte que nunca dos signos del zodíaco se llevaron tan bien para mandar al carajo a los otros diez bichos astrales y fundirse en la vía láctea. Perdonen esta última analogía grosera, pero sí...en esa misma vía.

3 comentarios:

No eres tú, son ellos.

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