martes, 28 de marzo de 2017

Señales


"Aquel que quiere permanentemente llegar más alto, tiene que contar que algún día le invadirá el vértigo."

Milan Kundera

Esta noche quiero compartirte un valioso secreto: estés en el tramo del camino en el que estés, el universo te dará señales, señales claras como el agua y no siempre necesitará de personas para hacértelas llegar. 

No, esto no tiene nada que ver con una religión, con una doctrina, con una secta o red de mercadeo, es solo pura ciencia haciendo su trabajo alrededor tuyo para ayudarte a sobrevivir en un mundo que buscará, a veces, todo lo contrario.

Ver esas señales es una habilidad que incluso puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte, verlas puede cambiar tu historia y tu dirección para siempre. Atento a las señales a tu alrededor que, aunque algunas sean dolorosas y corten como el vidrio, te harán un ser mejor de lo que eres hoy.

Por estos meses, desde días antes del viaje a Europa, el universo fue dándome algunas señales, una más dolorosa que otra, una más radical que otra, pero mensajes claros que no siempre quise ver por aferrarme a mi razón o por defender lo indefendible.

No me puedo arrepentir de nada, puesto que ninguna decisión que te haya hecho feliz puede llamarse error, pero me siento orgulloso de decir que todo este período me ha permitido afinar la intuición para percibir aún más esas señales pequeñas, grandes, sutiles, bruscas, silenciosas o ruidosas como bomba.

Si crees estar en lo cierto, abre la mente cuando esa energía de la que todos estamos hechos intente decirte que estás equivocado, que es tiempo de soltar, de saltar del edificio en llamas, de lanzarte del puente aunque no siempre tengas un arnés puesto, de disparar tu última bala, de callar aún cuando sientas que tienes mucho para decir, de apagar la luz e irte.

Mientras algunas de tus fotos y casi diez cartas entran en una caja de zapatos para luego dormir para siempre en la maleta negra bajo mi cama, busco algunos sentimientos dentro de mi pecho adornado con el sigma de Enigma hecho en plata: nada, no estás. 

Solo en mi habitación con las luces apagadas, terminamos de limpiar y hacer mayor espacio con esa maleta embrujada capaz de tragarse el universo entero. Una luz blanca me golpea los ojos y me impide ver su origen, más y más señales. Tapo mis ojos para evitar quedar ciego, Diciembre de La Oreja de Van Gogh suena una y otra vez en la computadora. Vibra el teléfono y tu nombre aparece en la pantalla.

Mientras la conversación avanza, recorro mi habitación con los ojos y busco las palabras ingeniosas armadas de meses atrás, busco mis razones, las tuyas, nuestras canciones, tus desayunos, tus stickers de Garfield, tu voz, nuestro desorden, tus brazos alrededor de mi cuello. Todos archivos no encontrados, lo sentimos, puede repetir la búsqueda si lo desea. Shift, suprimir y apagar el sistema. Termina la llamada, sonrío. Buenas noches.

jueves, 9 de marzo de 2017

Última llamada (Pt. 2)


"...I am the son and the heir 
Of a shyness that is criminally vulgar 
I am the son and the heir 
Of nothing in particular"

t.A.T.u. - How soon is now

Desde lo alto de este edificio, Lima ya no se ve tan grande, el aire que corta el cielo es más frío y se apodera de tus pulmones con más facilidad que allá en el suelo.

La sensación de vértigo siempre fue mi favorita, más allá de cualquier otra emoción humana. Tu existencia fue siempre secreta, tu presencia pasó inadvertida los últimos diez años. Aún así, nada te impide tomar el lugar que por derecho te corresponde y sorprenderme en el piso 21 de ese edificio donde nadie en toda la ciudad podía encontrarme, nadie excepto tú.

- ¿Pensaste que me iría?
- Sí
- ¿Cómo estuvo el viaje?
- Ya sabes, jet lag.

Avanzas hacia el borde de la cornisa justo a un lado de mí. No me tocas siquiera la mano, sonríes, conoces tu superioridad sobre el resto y la infinita ventaja que te da el silencio, el anonimato y esa conexión a prueba de tiempo y espacio.

- No me avisaste de tu vuelo para recogerte en el aeropuerto.
- Tal vez solo no deseaba que me recojan.
- ¿Cómo está la herida de tu brazo?
- Mejor, gracias.
- ¿Aún vive?
- Ya no.
- ¿Entonces todo terminó?
- Así parece.
- No te veo contento, Alvaro.
- Aún estoy asimilando todo.

Tomas mi mano y un golpe de electricidad recorre mi columna vertebral. Existen nexos mentales a prueba de todo y de todos, lo sabes bien pese a tu edad.

- ¿Realmente pensaste que todo lo anterior funcionaría?
- Por momentos, sí.
- ¿Y si solo eran ensayos?
- Te compro serpentinas para celebrar si quieres.
- Siempre amé tu sarcasmo.
- Ya vengo así de fábrica.

Han pasado diez años desde la despedida ensayada, todo mínimamente calculado y pensado para hacerte desaparecer, todo exacto y milimétrico. Físicamente no hemos variado mucho, pero interiormente la diferencia es abismal, tan abismal como esos 21 pisos de caída libre justo frente a nosotros.

- Sé que aún no tienes la energía suficiente, pero...¿quieres dar un paseo?
- No lo tomes personal, no tengo ganas de viajar en la 10E.
- Mi auto está abajo, nutria horrible, estaremos de vuelta y nadie sabrá que ahora vives aquí.
- ¿El paseo incluye té frío?
- Un galón.
- Tú ganas, déjame ponerme un saco o algo.

Manejas viendo hacia el frente, las miradas no se cruzan en ningún momento y nuestra vista no se desvía del camino delante de nosotros. La hora y el día juegan a favor pues casi no hay autos en las calles.

- Gracias.
- No tienes por qué, sabías que te encontraría, siempre lo hago, Rondón.
- ¿Tan predecible soy?
- No, los predecibles son tus amigos.

Sonrío. El celular tiene cerca de 30 llamadas perdidas y toda comunicación con otros seres humanos en las últimas 48 horas ha sido nula. ¿Cómo me encontraste? Nunca lo sabré. Bajando hacia el mar, el celular vuelve a vibrar y decido apagarlo.

- Tal vez deberías contestar.
- Tal vez no.
- Vale, está bien. De verdad no me gusta nada la herida de ese brazo, ¿cómo te la hiciste?.
- Fue antes del vuelo, me corté con la aguja del suero conectado a mí, digamos que tenía prisa.
- Igual no me gusta nada.
- Ya sanará, lo prometo. ¿A dónde vamos?
- ¿Realmente importa, nutria?
- En realidad no.

Nos reímos al mismo tiempo. Cuando crees que todo ha terminado, es cuando en realidad comienza. Hasta el próximo post o hasta que el combustible se termine, lo que sea que suceda primero.



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De la selva, su Nutria

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