"Aquel que quiere permanentemente llegar más alto, tiene que contar que algún día le invadirá el vértigo."
Milan Kundera
No, esto no tiene nada que ver con una religión, con una doctrina, con una secta o red de mercadeo, es solo pura ciencia haciendo su trabajo alrededor tuyo para ayudarte a sobrevivir en un mundo que buscará, a veces, todo lo contrario.
Ver esas señales es una habilidad que incluso puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte, verlas puede cambiar tu historia y tu dirección para siempre. Atento a las señales a tu alrededor que, aunque algunas sean dolorosas y corten como el vidrio, te harán un ser mejor de lo que eres hoy.
Por estos meses, desde días antes del viaje a Europa, el universo fue dándome algunas señales, una más dolorosa que otra, una más radical que otra, pero mensajes claros que no siempre quise ver por aferrarme a mi razón o por defender lo indefendible.
No me puedo arrepentir de nada, puesto que ninguna decisión que te haya hecho feliz puede llamarse error, pero me siento orgulloso de decir que todo este período me ha permitido afinar la intuición para percibir aún más esas señales pequeñas, grandes, sutiles, bruscas, silenciosas o ruidosas como bomba.
Si crees estar en lo cierto, abre la mente cuando esa energía de la que todos estamos hechos intente decirte que estás equivocado, que es tiempo de soltar, de saltar del edificio en llamas, de lanzarte del puente aunque no siempre tengas un arnés puesto, de disparar tu última bala, de callar aún cuando sientas que tienes mucho para decir, de apagar la luz e irte.
Mientras algunas de tus fotos y casi diez cartas entran en una caja de zapatos para luego dormir para siempre en la maleta negra bajo mi cama, busco algunos sentimientos dentro de mi pecho adornado con el sigma de Enigma hecho en plata: nada, no estás.
Solo en mi habitación con las luces apagadas, terminamos de limpiar y hacer mayor espacio con esa maleta embrujada capaz de tragarse el universo entero. Una luz blanca me golpea los ojos y me impide ver su origen, más y más señales. Tapo mis ojos para evitar quedar ciego, Diciembre de La Oreja de Van Gogh suena una y otra vez en la computadora. Vibra el teléfono y tu nombre aparece en la pantalla.
Mientras la conversación avanza, recorro mi habitación con los ojos y busco las palabras ingeniosas armadas de meses atrás, busco mis razones, las tuyas, nuestras canciones, tus desayunos, tus stickers de Garfield, tu voz, nuestro desorden, tus brazos alrededor de mi cuello. Todos archivos no encontrados, lo sentimos, puede repetir la búsqueda si lo desea. Shift, suprimir y apagar el sistema. Termina la llamada, sonrío. Buenas noches.