A: Marleen Kort y Charlotte Rondón
Existen sueños que pueden tardar días en cumplirse; otros algunos meses; otros incluso años; algunos toda una vida, esta es la historia completa de cómo el sueño de un pequeño niño que creció con Enigma se hizo realidad tras una década de búsqueda incansable y ocho años de minuciosa coordinación.
Tras la primera foto desde Múnich, muchas preguntas llegaron a mi inbox y What's App entre celebraciones y alegría de parte de amigos de diversas partes de Europa, México y, por supuesto, Perú. Definitivamente, les debía este pequeño episodio para responder a todas y cada una de ellas, ya que el formato de entrevista no iba a poder darme la libertad que solo una vívida crónica permite.
(Sadeness Part. I) Aquel campamento de la YMCA aquel verano de 1995 cambiaría para siempre mi manera de escuchar la música cuando, en una fiesta de playa, un remix de Sadeness sonó frente al mar en los parlantes de aquella pista de baile frente al mar. En ese entonces, un curioso niñato con cara de ratón preguntaba a su mamá sustituta qué era ese sonido tan hipnótico. "Es Enigma, Alvarito, así se llama". Aquella palabra no se borraría jamás de mi mente como un tatuaje intra-craneal que, un día y sin saberlo aquel entonces, me llevaría a cruzar el continente.
Mi llegada a Múnich fue un tanto acelerada y sin tanto tiempo de recorrer la ciudad pues, para ser honesto, estaba cien por ciento enfocado en no olvidar ningún detalle en la mejor entrevista de mi vida. Una regleta para conectores de electricidad y algunos adaptadores fueron mi primera urgencia esa mañana, junto a rollos de canela y té helado para darme energía en mi camino entre nieve a diez grados bajo cero. Me había preparado por más de diez años, sin saberlo, para este encuentro que, incluso en sueños, no resultó jamás tan épico como lo fue ese martes 17 de enero de 2017.
Videocámara, grabadora, trípodes, micrófono, adaptador inalámbrico, mi mejor casaca Coronado & Carozzi sobre una armadura de poleras, suéteres de lana y BBDs. Con el sigma (S) de plata colgando de mi cuello, estaba listo para el gran día con el que, sin exagerar, había soñado gran parte de mi vida unas cuarenta veces.
(Return to innocence) "¿Qué es Enigma?" preguntaba a Mamá sustituta mientras apagábamos la fogata para volver a la fiesta y seguir bailando hasta el amanecer en esa inolvidable fiesta playera, la primera de mi vida además. "Enigma es un grupo de monjes de Iglesia que salen a cantar al escenario con túnicas y máscaras de Gárgolas en sus conciertos", dijo mi padrastro de turno, tan ignorante de música como de lo que sucedía en el corazón de mi madre. En mi pensamiento infantil, esa primera explicación no tenía mucho sentido en realidad, me resultaba poco creíble y, hasta cierto punto, tétrica. Es así que decidí averiguar por mi propia cuenta quién o quiénes eran los creadores de esa dichosa canción que no se borraba de mi mente.
A diez minutos de las dos, en la recepción de uno de los hoteles más lujosos de Múnich, una amable señorita de Universal Music Deuschtland me saca de mi estado de alerta y búsqueda.
- ¿Rondón? ¿señor Rondón?
Asiento con la cabeza, sonrío y me acerco a saludar.
- Michael llegará en cualquier momento, ya designamos la sala para la entrevista, si gusta podemos esperar aquí.
Pendiente de mis equipos, conversamos unos minutos sobre mi jet lag, mi escala en Madrid, el frío germano y mi trabajo en Perú. De repente, con paso relajado y la comodidad de quien llega a casa, llegó el Maestro extendiendo su mano y sonriendo.
- Mucho gusto, ¿qué tal el vuelo desde Perú?
- No lo sentí tanto gracias a siestas prolongadas, me parecieron cuatro horas y no doce, el gusto es mío.
- Acompáñame, podemos conversar perfectamente en castellano, he vivido 22 años en Ibiza, si no logro recordar alguna palabra en español vamos al inglés, no hay problema.
Me sorprendió tremendamente su fluidez con el castellano. Sabía que Cretu dominaba el castellano, el inglés y el alemán a la perfección, pero una cosa era imaginarlo y otra totalmente distinta era estar conversando con él en mi idioma natal.
(Eyes of truth) Por aquel entonces, Internet no era un lujo que pudiera darse cualquier peruano, la hora en una cabina de Internet costaba entre cuatro y ocho soles (poco más de un dólar o dos dólares) y el ancho de banda era, lógicamente, primitivo e insufrible. Aún así, un inquieto y pequeño Alvaro buscaba en el ciber espacio la palabra Enigma y sus referencias. La desaparecida Enigmanía XXI fue el primer resultado que encontré: entrevistas, biografía y material hasta Enigma 4 (Voyageur aún no veía la luz), así como una completa sección de colección con todos los álbumes y singles en circulación hasta entonces.
Fue el inicio del sueño: con apenas siete años de edad, miraba emocionado cada disco y su trabajo de arte, todo aquello me fascinaba. "Algún día, cuando sea grande, yo tendré todos esos discos en mi cuarto y, de ser posible, autografiados con dedicatoria para Alvaro". Quién diría que mi condenada terca cabecita no pararía hasta hacerlo realidad, eso y todo lo que se le ocurriría en el futuro.
La sala de meetings asignada esperaba por nosotros con una enorme meza con botellas de agua con hielo, café y toda clase de bebidas.
- Sírvete un café, allá afuera estaba helando.
- Agua está bien, total la calefacción ya hace todo el trabajo.
El mozo se retira dejando una bandeja adicional de hielo, Michael Cretu sostiene una taza para café y me la acerca preguntándome si realmente prefiero agua. Tras recorrer toda la sala con los ojos, este servidor comenzó a mover algunas sillas para acondicionar la sala para la entrevista. A partir de ese momento, todo transcurrió en cámara lenta.
La entrevista, que pueden revivir completa ENTRANDO A ESTE ENLACE, resultó mejor de lo que yo mismo podría haber imaginado, puesto que las preguntas más abiertas daban lugar a respuestas extensas y detalles interesantes. Tras terminar la grabación y las fotos, las cuales Cretu cuidaba minuciosamente en encuadre, iluminación y composición, era hora de entregarle el regalo que había traído desde Perú y hecho un par de años antes de concretar la entrevista: la bandera peruana con el logo de Enigma.
- Se parece a la bandera del Vaticano, ¿podemos ponerla en lo alto de la fachada del hotel? (risas)
- ¿Te gusta? El logo está pintado a mano.
- Está increíble, lucirá bien donde la pongamos.
(Camera Obscura) Mientras se apresura a salir de Las Malvinas, una especie de macro-mercado de Perú con toda clase de artículos de toda antigüedad y rubro, mamá sustituta tira con fuerza de mi mano. Su marcha se detiene en seco pues se percata de que yo también me he detenido. "Mira, mamá, Enigma", repito una y otra vez señalando un stand de discos en donde "Le Roi Est Mort, Vive Le Roi!" y "The screen behind the mirror" asomaban entre un montón de álbumes de new age y world music. "Cuando tengas tu dinero, te comprarás", fue la seca respuesta que desataría la terquedad que esa criatura necesitaba para hacer todos sus sueños realidad de ahí en adelante.
Personalmente, no imaginé que el detalle de la bandera le dibujara esa sonrisa ni esa expresión de alegría mezclada con sorpresa. Inmediatamente me entregó uno de los extremos para posar con ella y contarle a Sudamérica que Perú estaba preparando una exclusiva con todos los detalles de The Fall of a Rebel Angel.
Los booklets de mi colección entera de Enigma había viajado conmigo en el sobre donde Amazon me había enviado algunos singles como "Following the Sun", cuyo booklet también acompañaba a los álbumes para ser firmado esa feliz tarde, la más feliz de toda mi vida. "Para Alvaro" y "MC" escritos en cada álbum, en especial ese The Screen Behind the Mirror que mamá compró para mí como primera piedra de toda mi colección, los volvería un tesoro invaluable y mi trofeo de guerra tras haber cruzado todo el continente.
(Following the sun) El auto de papá, conducido por mi tío, se había averiado al regreso de Barranca, una apacible ciudad portuaria 175 km al norte de Lima donde solíamos vacacionar en los veranos de mi infancia. Mientras la dupla buscaba una gasolinería para continuar el trayecto, caminé hacia el Mercado de Barranca para comprar algo de maní tostado o alguna golosina. Desde pequeño había venido a este balneario y lo conocía bastante bien. Al pasar por un puesto de casettes (qué viejo estoy), The Screen Behind the Mirror destacaba por su portada entre todas las variedades del mostrador.
No hubo mucho que pensar, lo compré conmigo para acompañarme en el Walkman todo el camino a casa. The Gate, Push The Limits y Gravity of Love acompañaban mi viaje mientras nos alejábamos por la carretera con el sunset a lo lejos. Era el primero de miñes de sunsets de verano con Enigma y el inicio de una pasión que no acabaría nunca más.
Tras terminar la entrevista y el café, le conté a Cretu que yo era productor de música electrónica y que me encontraba terminando mi primer álbum llamado "Alienígena".
- Alienígena, pues vamos a escuchar algo, ¿no?
Contuve la respiración: mi principal influencia musical y el hombre por el cual yo decidí dedicarme a la música e iniciarme en ella estaba escuchando extractos de mi primer álbum como compositor e intérprete de electrónica. En ese momento deseé mucho que mi productor se encontrara conmigo para experimentar esos segundos de silencio a la espera de una reacción u opinión en los que, fácilmente, yo podría haber sufrido un infarto. Mi corazón terminó de estallar cuando El Maestro, con más de 70 millones de discos vendidos, comenzó a mover su cabeza al ritmo de "Intro", "Dance, dance" y "2".
- Suena muy Ibiza, me gusta ¿con qué casa disquera lo estás trabajando?
- En Perú no hay casas disqueras consolidadas actualmente, entiendo que acaso hay filiales de Sony, pero no hay una disquera, esto fue hecho por un productor independiente y compuesto por mí.
- ¿En serio? Pensé que estabas trabajándolo con una casa disquera, quiero escuchar el producto terminado.
- Claro que sí, dalo por hecho, además algunos de los temas tienen mucha de influencia tuya en el sonido, creo que podrás notarlo en el Intro.
- Me gusta la mezcla de las voces y la atmósfera con este beat que va en aumento, el estallido final debería dar paso a que el tema continúe, yo no lo dejaría en esos 50 segundos, lo volvería un track completo y dejaría que el beat siga con la voz por aquí y por allá, deberías considerar esa opción.
Abrí la boca para hablar, pero no salió sonido alguno, por lo que solo atiné a asentir la cabeza controlando mis ojos para no humedecerse por la alegría. La emoción en ese momento era indescriptible, mi corazón amenazaba con salirse de la caja toráxica. Cretu había oído extractos de mi disco y lo disfrutaba aún antes de haberse terminado de masterizar.
- Te enviaré el álbum terminado, descuida, al fin y al cabo tú creaste la banda sonora de mi vida.
El Maestro sonrió con esa frase final y sin previo aviso me abrazó con la calidez de un padre. Creo que di ese abrazo con toda mis fuerzas mientras rogaba al universo no despertar jamás si acaso estaba soñando.
No olvidaré jamás ese momento ni lo que se sentía el final de esa historia de diez años de coordinaciones por mail en inglés y alemán, llamadas y, por supuesto, la intervención vital de mi amada Marleen Kort, pues sin ella este sueño no sería hoy realidad. Michael Cretu siguió sonriendo, tomó la bolsa Hugo Boss con la bandera de Perú en su interior y se retiró tras despedirse de su equipo de trabajo.
(Mother) Mamá sustituta no estuvo más, pero mi Madre real había regresado en 2003 y aquella tarde sonreía mientras veía mis ojos fijos en el stand de discos de Librerías Crisol en el Jockey Plaza. "Veo que ese disco te gusta, ¿verdad?, es tuyo, llévalo". Mi primer disco original hacía saltar mi corazón de alegría: "The Screen Behind the Mirror" estaba entre mis manos con su impecable booklet y su portada que siempre me pareció, valga la redundancia, un Enigma.
Mientras recogía mis cosas y volvía a ponerme toda la armadura para volver a la nieve, la publicista de Michael se mostraba sorprendida y me decía que no siempre había visto que fluyera una conversación tan espontánea o tan variada más allá de los protocolos formales de una entrevista (tan estrictos o a veces fríos en ciudades como París o Londres). Agradecí al equipo y me retiré estrechando la mano de todos, prometiendo también que les enviaría el artículo terminado para que pudieran compartirlo.
A mi salida, "Following the Sun" y "Goodbye Milkyway" volvían a sonar en mi reproductor mientras recorría las calles de regreso a mi hotel. El sol aliviaba de algún modo la sensación de frío permamente en el invierno europeo. Mi enorme sonrisa reflejaba la felicidad perfecta, solo superable por la misma sensación acompañada con té helado. Mañana volveré a Madrid para la última etapa de mi primera travesía en Europa, el continente donde todos los sueños se hacen realidad solo para aquellos que se atreven a mantenerlos vivos a prueba de tiempo-espacio y contra todos los "no" posibles. Mission is over mission is done, I will miss you children of the sun, but it's time to go away, goodbye milky way.